Despertar del sueño de morpheo: Stanislav Grof o la psicología del futuro

Los octogenarios también vienen a revolucionar un mundo abotargado y acomodado.

La enseñanza de Grof va dirigida a todos, pero especialmente a la gente que más puede comprender de lo que está hablando.

Esos son aquellos que han tenido experiencias cercanas a la muerte, y volvieron.

También los que han sufrido experiencias espontáneas espirituales sin buscarlo, por una crisis o una “emergencia espiritual, como dice él.

Asi también los que han trabajado con su conciencia en sesiones chamánicas con Plantas Maestras o han experimentado terapia psiquiátrica con LSD o MDMA.

Y, por supuesto, con los practicantes intensos de técnicas espirituales profundas, como el Siddha Yoga, los Yoga Superiores, el Zen, la Danza Derviche y tantas otras técnicas.

Aquellos que han experimentado estas situaciones, saben bien que la conciencia es algo mucho más grande de lo que vive la gente normal día a día.

Stan Grof, psiquiatra, fundador de la corriente de la Psicología Transpersonal y de las técnicas de respiración Holotrópica ha sido también destacado investigador de las vivencias psíquicas en la gestación con su teoría de las Matrices Perinatales y su consecuencia vital: los sistemas COEX.

Grof habla, entre otras cosas, de los cambios que necesitan hacerse en el paradigma cognitivo de la psicología y la psiquiatría occidental a la luz de lo que los estudios de la “nueva conciencia” están demostrando.

Insiste en que debe ser revisado sobre todo la relación entre la mente y la conciencia. Para su conocimiento la conciencia no es el fruto del cerebro, lo que llevaría a pensar (como la mayoría del mundo toma como verdad) que la mente consciente no es más que un subproducto cerebral.

En realidad, para él, la Conciencia tiene dominio sobre la energía de la materia, y no a la inversa. Este punto de vista es algo conocido en la física cuántica, en la que la distancia entre el observador y lo observado se sabe que es nula.

Podríamos explicarlo diciendo que para la cuántica, la realidad no es más que un infinito de posibilidades que se colapsan cuando el observador lo percibe. Y ese colapso, esa realidad que vemos y experimentamos, no es más que un autoreflejo. O como decía el maestro: el observador es lo observado o tu mundo eres tú mismo.

Esto es algo que los yoguis llevan miles de años experimentando pero en donde la ciencia no se ha atrevido a intentar meterse hasta ahora. El gran, el último desafío de la ciencia, es explicar el surgimiento de la Consciencia. Del mismo modo ha de ser revisada la arquitectura de los desórdenes psiquiátricos y emocionales.

Su teoría de los sistemas COEX, muy relacionada con el concepto del Karma en la filosofía oriental, viene a revolucionar el patrón reinante en el pueblo hoy, medio psicoanalítico y medio conductista (y sin saberlo).

Para Grof, los desórdenes no pueden ser explicados mediante los traumas de la experiencia consciente de vivir, sino que vienen influidos por los registros “kármicos” y ahí se encuentran tanto las herencias psicogenealógicas –en eso los Jodorowsky destacan sobre cualquier otro experto-, como la influencia del “trauma del nacimiento” (base de las cuatro matrices perinatales) o la formación del sistema nervioso en la gestación en el útero.

Para demostrar esa idea se apoyó en parte en las investigaciones del Doctor Alfred Tomatis (fundador del sistema tomatis de audiopsiconeurofonología). Según Tomatis, el sistema nervioso del bebé se forma bajo la dirección del oído del feto durante la gestación. Por ello el estado emocional de la madre es tan importante durante el embarazo porque imprimirá el sistema nervioso que el niño va a tener en el futuro. Y por eso se puede modificar con la tecnología del oído electrónico.

Pero Grof va más allá e incluye en su sistema la influencia de las vidas pasadas, como ha demostrado y contrastado en sus estudios de las experiencias holotrópicas.

Grof explica que la efectividad de las diversas terapias psicológicas no dependen tanto de la escuela que estén aplicando como de la naturaleza del terapeuta que la aplica y de su propia evolución personal, de su nivel de escucha y de su conocimiento profundo de la identidad real.

Esta linea del pensamiento recuerda al concepto del Satsang (o transmisión del estado por contacto con un maestro realizado) o de la transmisión de la Shakti por el Yogui que tiene activado Kundalini. Grof defiende que la clave de la sanación está en la autoindagación que puede producir cualquier proceso dirigido por un terapeuta cualificado. A la luz de la propia conciencia y de iluminar los contenidos del inconsciente es cómo, de manera natural, se produce la sanación sin más influencia que la autoconciencia influyendo sobre si misma.

Al final se reduce al oráculo de Delfos y su conócete a ti mismo, una enseñanza que si la sigues hasta el final de sus últimas capas, encontrarás la sorpresa sagrada a la que llegó el Buda, el Cristo o los maestros realizados que ha tenido la historia de la humanidad, muchos de ellos en el siglo pasado, como Ramana Maharshi, Nisagardatta Maharaj o Ananda Mayi, por citar algunos.

Y hoy en día hay algunos paseando por la tierra, pero muchos no son capaces de reconocerlos, porque no podemos ver más allá de nuestros propios límites.

No se puede cambiar el mundo sin cambiar tú. Eso también es un nuevo paradigma, tan alejado del pensamiento común. Esa es la dirección que marca Grof. Es tu decisión saber si también es la tuya y si te atreverás a mirar con toda tu energía en esa entidad tan desconocida a la que llamas, con tanta naturalidad, y sin conocerla, “yo”.