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Un buen día se materializó en mí una pregunta: ¿Como sería vivir en el campo? Comencé a percibir la posibilidad de dejarme guiar por una voz que siempre estuvo presente en mí y a la que no siempre correspondí. Sentía caminar hacia la Nada, hacia el Vacío ... Todo son palabras ... Un Vacío de intención de falsificar-me, de hacer-me de una forma concreta para deleite de un deseo ... Sentí que podía dejarme caer en en la sutileza de ver-me, de ver lo que Es en mí en cada instante. Este espacio, que es el tuyo también, me sirve como columna para vertebrar experiencias y organizar el poso que me dejan. Un lugar para exponerme y verme, exponerme y que me vean, y sobre todo, un lugar para Ser. Un espacio, un lugar y un tiempo presente, que no es otro que el cambiante devenir de acontecimientos que se procesan en "mí", materializando y dando luz a lo que permanecía en la latencia de lo innombrado. Un espacio virtual-real para expresar mi naturaleza y mundo interno. También puedes visitar mi canal de vídeos en http://www.vimeo.com/neodespierta.

martes, 17 de mayo de 2011

Dolor físico y Eneagrama. Vivencias.

 Por Silvia Camio


INTRODUCCION AL ENEAGRAMA

El eneagrama es una clasificación de los  nueve  tipos de personalidad fundamentales de la naturaleza humana, representados en una figura geométrica de nueve puntas. Es una síntesis de muchas y diferentes tradiciones espirituales y religiosas y una condensación de la sabiduría universal, acumulada por diferentes filosofías (cristiana, budista, musulmana y judía).

Cada uno de los nuevo eneatipos se mueve por una pasión que le dificulta: ira, soberbia, falsedad (o vanidad), envidia, avaricia, cobardía, gula, lujuria, indolencia (o pereza). Las pasiones representan las nueve maneras principales de descentrarnos y distorsionar nuestro modo de sentir, pensar y hacer.



La verdad esencial que nos transmite el eneagrama es que  somos mucho más que nuestra personalidad. La personalidad no es más que  las partes conocidas y condicionadas de una gama de capacidades mucho más amplia que todas y todos poseemos. Más allá de las imitaciones de nuestra personalidad, cada persona existe como una vasta categoría, en gran parte no reconocida, de Ser o Presencia, lo que se llama nuestra Esencia. 

                                                                                             
En lenguaje espiritual podríamos decir que dentro de cada persona hay una chispa individual de lo Divino, aunque hemos olvidado esta   verdad   fundamental   porque  estamos   dormidas  y dormidos a   nuestra   verdadera   naturaleza. No experimentamos   nuestra   naturaleza   Divina,   no   experimentamos   a   las   demás personas  como manifestaciones de lo Divino. Más bien solemos volvernos duros y duras, incluso cínicos/as, tratando a las demás personas como objetos de los que hay que defenderse o a los que hay que usar para nuestra gratificación (Extraído de: “La Sabiduría del Eneagrama”; Richo, 2001)

 

DESCRIPCION DEL ENEATIPO TRES

En el Eneagrama, el Tipo Tres es el Triunfador. El tipo adaptable y orientado al éxito. Las personas tipo Tres son seguras   de   sí  mismas,   atractivas   y   encantadoras.  Ambiciosas,   competentes   y   enérgicas. Suelen   preocuparse   por   su   imagen   y   por   lo   que   las   demás personas  piensan   de   ellas.

Normalmente   tienen problemas  de  adicción  al   trabajo y de   competitividad.  En  su mejor aspecto,  el  Tres sano se acepta a sí  mismo,  es auténtico,  es  todo  lo que aparenta ser.
Los Tres tienden a concentrarse muchísimo en su profesión;   los demás aspectos de su vida son secundarios al   trabajo,  y es posible que descuiden  la salud y  las relaciones  debido  al   ritmo poco  realista  de   trabajo  y  actividades.  Convencidos de que en cualquier momento podrían perder la base material de su seguridad, piensan que deben nadar sin cesar para no hundirse; creen que sería un desastre abandonar sus muy estresantes hábitos de trabajo.   Por   ello, encuentran muy peligrosa la verdadera enfermedad, sea física o emocional, porque disminuye su eficiencia y productividad; unos pocos días libres podrían desmoronarlo todo.

También es característico un ritmo rápido que probable­mente se ha desarrollado al servicio de la eficiencia, así como a partir de un deseo de sobresalir mediante una es­pecial eficacia. También al servicio de ésta, existe un enfo­que de la vida al tiempo racional y práctico, una tendencia a infravalorar el pensamiento que no sea lógico-deductivo y científico.

EL TRES CON ALA CUATRO: EL PROFESIONAL

Sano.  Las personas de este subtipo creen que  la autoestima proviene más del   trabajo y  la profesión   que   de   cualidades   personales.  Desean   que   su   trabajo   sea   sobresaliente   y   bien considerado,  y con frecuencia ponen mucha energía en su profesión.  Encuentran placer en cualquier   profesión   u   «oficio»   que   hayan   elegido   y   están   dispuestas   a   hacer   grandes sacrificios para mantener su integridad profesional. Aunque son diplomáticas y encantadoras, por lo general son más serias y orientadas al trabajo.

Medio. En las personas de este subtipo se mezclan una poderosa ambición y la inseguridad en sí mismas, lo que inevitablemente genera una enorme tensión. En cierto modo, aspiran a la perfección para evitar que se les rechace o humille como a inferiores. Sienten que en cada trabajo o proyecto ponen toda su valía personal. Suelen proyectar la imagen de competencia y aplomo, pero en lo social son más  bien  reservadas  (a diferencia de  las expresiones más  extrovertidas y afables del  otro subtipo).   También   podrían  mostrar   presunción   y   arrogancia,  mezcladas   con   timidez   y menosprecio por   sí  mismas.
«Los sentimientos son como las bandas de frenado en una carretera, sólo me hacen reducir la marcha.» (Testimonio de un Tres de estas características)

Envolver el yo como si fuera una mercancía

Cuando   los  Tres   se   sienten   inseguros   se   protegen   controlando   con  más   cuidado   su imagen.  En lugar de  dedicar   su  energía   al  desarrollo  de   sus  verdaderos   talentos,   la   dirigen a  controlar  la impresión que causan en las demás personas; con el fin de encontrar una fórmula triunfadora, van a hacer,  decir o ser  cualquier  cosa que  favorezca  sus  objetivos  o  los  salve de una posible humillación, mediante la apariencia.
Creer que siempre tienen que causar la mejor impresión posible les supone un enorme y agotador esfuerzo; Esto implica un alto nivel de ansiedad e inseguridad que tienden a reprimir para continuar funcionando; el miedo de decir o hacer lo incorrecto o equivocado es constante; en ningún momento pueden bajar  la guardia;  por   lo  tanto,  nunca pueden ser  verdaderamente espontáneos ni revelarse a sí mismos.

Cuanto más insano haya sido el ambiente que rodeó al Tres en su infancia, más afectado habrá quedado  su  sentido de valía personal  y más  difícil le será encontrarlo y  retenerlo.  Se ve obligado a buscarlo en la aprobación y aceptación de los demás, aunque la aprobación y la aceptación que reciba nunca conseguirán que se sienta valorado y valioso. Esta herida narcisista se manifiesta en una sobrecompensación, es decir, en vanagloria. Hacerlo bien no es suficiente; necesitan ser famosos e importantes de alguna manera, esto les trae frecuentes  decepciones  y  sensaciones  de humillación.
También podrían  ser seductores  y dedicarse a rondar en busca  de   conquistas sexuales para reforzar su autoestima. Suelen vestirse y acicalarse de modos que atraigan la atención. Les preocupa su reputación; no sólo deben ser atractivos y deseables ellos, sino también su cónyuge e hijos, sus amigos, e incluso sus animales domésticos, aunque lo ideal es que los demás no sean tan atractivos ni deseables como ellos.

Cuando los Tres aprenden a abrazar su autenticidad, empiezan a salir a la luz sus cualidades esenciales.  Tal  vez  la mejor palabra para definirlo es valía, el hecho de que somos valiosos porque existimos.

Esta  idea  se opone abiertamente a  la cultura popular,  que  insiste en que  sólo valemos  si tenemos   unos   ciertos   ingresos   o   ciertas   cualidades   físicas   o   cierta   edad   o   historial profesional.  Pero   todas   estas   comprensiones  más   superficiales   de   la   valía   son   sustitutos creados por la personalidad, que está desconectada de la realidad de su Ser, la fuente de todo valor verdadero. Cuando están dispuestos a arriesgarse a perder  la aprobación de  los demás para seguir los dictados de su corazón, los Tres pueden ser las personas sobresalientes que siempre desearon ser.  Cualquier   cantidad   de   amor   o  admiración   que   reciban   les   llega   al   fondo   del   alma.

El surgir de la esencia

Cuando  logran conectar de nuevo con sus corazones,  los Tres sanos son ejemplos del  don esencial  de la  autenticidad, más que ningún otro tipo.  Su comportamiento es auténtico; no tratan de ser ni  más ni  menos de  lo que son realmente.  Se vuelven sencillos y accesibles, revelándose tal como son con sinceridad y humildad.
Ser auténtico significa manifestarse tal como uno es en cada momento. Cuando los Tres están presentes, son sencillos y capaces de decir la verdad que les sale directamente del corazón.

La vanidad y el cultivo del atractivo sexual

La vanidad es una preocupación apasionada por la pro­pia imagen o una pasión de vivir para los ojos de los demás. Vivir para las apariencias implica que el foco de interés no está en la experiencia propia, sino en la anticipación o fantasía de la experiencia de otro.
Más que una falta de veracidad en relación a los hechos (mentira),  en la vanidad hay una falta de veracidad en relación a los sentimientos y una simulación.
Mencionado anteriormente, las características de autoembellecimiento y  conservación del atractivo sexual, son rasgos evocados sobre todo por la imagen del espejo en la iconografía tradicional de la vani­dad.
El cultivo del atractivo sexual va acompañado de frigidez, y en general hay un tipo especial de belleza vanidosa: una belleza de porcelana fría, de muñeca, formalista pero emocionalmente hueca.

Engaño y manipulación de la imagen

En el caso de los tres nos encontramos ante diferentes apariencias (a nivel de atractivo sexual, profesional…) mediante las cuales busca satisfacer la sed de ser y que, al mismo tiempo, encubren su vacío existencial. La pasión por exhibirse puede entenderse como la conse­cuencia de una temprana necesidad de atención y valoración, y también como la consecuencia de una confu­sión entre el ser y la apariencia (confusión entre la valoración extrínseca y el valor intrínseco).


MIS EXPERIENCIAS RESPECTO AL DOLOR

El dolor me paraliza, me inmoviliza, me da miedo, aunque pienso que se pasará, tengo que tener paciencia, no desesperarme, pero cuando el dolor es acuciante y no me deja andar, no puedo permanecer quieta, quiero andar, ando y veo las estrellas, lloro de desesperación en algún momento, lloro de dolor.

Lo que más me jode es no poder trabajar, no poder hacer cosas, no sé  estar quieta, tengo que limpiar, me asusta que se me acumule la limpieza, el trabajo, me cuesta pedir ayuda a la gente. No quiero ser una carga para las demás personas. 

En realidad, todo esto son excusas, me asusta estar tan en contacto conmigo misma. Tal es el susto, que inicio una gran actividad mental, pensando en todo.

Mi perro, pobrecito, él me entiende, se da cuenta de que no puedo sacarle y no me pide salir, se aguanta horas, me mira con extrañeza, quiere jugar, quiere ponerse encima de mi, quiere contacto, yo lo rechazo, me duele que me apoye hasta su ligera patita.

El dolor hace que esté pendiente de él  (dolor) todo el día, que no me olvide de él. Hay diferentes tipos de dolor, el aguantable en el que me animo y me muevo, ando respirando hondo, para mitigarlo, este puedo llevarlo bastante bien, aunque me fatigo, me canso, quiero dormir constantemente. El otro tipo de dolor, es el latigazo inaguantable, que no me deja andar, ni sentarme, ni tumbarme, ni montarme en un coche, ese me desespera, el que me inmoviliza, me asusta, tanto dolor, tanta sensación de inutilidad, me tienen hasta que vestir, y ponerme los zapatos.

No quiero salir a la calle y que me vean las demás personas que no puedo andar, que he engordado por no poder moverme, que cojeo, es un atentado contra mi imagen. Debido a la medicación, al dolor y la fatiga, mi cara no está atractiva, esto hace que me sienta fatal, me maquillo para salir de casa todos los días. Busco ropas anchas, que me tapen sobre todo mis nalgas (más gordas y con una postura rara debida a mi hernia discal), que me favorezcan, aunque también por comodidad, me cuesta buscar ropa cómoda y que me siente bien. Además tengo que proteger la zona lumbar de manera que no coja frío, lo que hace que fastidie el que los demás puedan pensar que estoy más gorda. Mi obsesión por la imagen hace que no quiera ir a lugares donde me vean, no quiero entrar en ningún bar o cafetería, me aíslo en mi barrio, cercanías de mi casa, por no poder casi andar, pero también para ocultarme.

Me da miedo quedarme quieta, pienso que si estoy mucho tiempo quieta es posible que luego no me pueda mover, constantemente pruebo movimientos, límites, hasta donde puedo, hasta donde no, me enfado con el dolor, “déjame en paz”, me enfado con las demás personas, las que están cerca “dejarme en paz”, “no me toquéis”, no quiero estar con nadie.

Me adapto a arreglarme con cuatro cosas para comer, no puedo cocinar, no tengo casi hambre si soy yo la que tengo que cocinar, si me lo hacen como.
Me refugio en dormir, cuando duermo no siento dolor. Me refugio en pensamientos positivos y relajación: “Me voy a curar”, “Todo saldrá bien”, en visualizaciones curativas: visualizo mis vértebras con gran espacio intervertebral, visualizo energía curativa dirigida a la zona de la columna donde tengo mi lesión.

Más adelante, debido a mi aislamiento por inmovilidad, empiezo a echar de menos a las personas, el poder pasear, mi enfado con el mundo remite y empiezo a estar triste, anhelante. Empiezo a desear.

El dolor me hace buscar el por qué del dolor, y qué mas da, si está aquí, es mejor pararme a pensar qué me trae:

El dolor me ayuda a estar en una actitud de meditación casi constante. Constante observación de cada paso que doy, de cada movimiento, total consciencia del cuerpo, de la respiración, de la tos, de cualquier mínimo movimiento, y pensamiento. Constante reflexión de mi vida, de mis relaciones, de mis actitudes, de mis actos, de mi futuro (aquí aparece el miedo).

El miedo solo aparece cuando pienso en mi futuro, en mi vida futura (posible silla de ruedas, invalidez, no poder trabajar…), y también cuando pienso en un futuro movimiento, si estoy presente no hay miedo. Así, pues el dolor me proporciona la posibilidad de estar presente y sin miedo.

El dolor me ayuda a empatizar con otras personas que están impedidas, personas mayores, personas enfermas. También me ayuda a relativizar la importancia que le doy a la imagen, el sentirme cómoda, o con menos dolor, empieza a cobrar más importancia que mi imagen.

El dolor me trae un mensaje, “párate”, “estate en contacto contigo misma”, “piensa que te conviene, que no”, “qué quieres en la vida”, “deja de correr de un lado para otro, sin saber hacia donde vas”, “siente”. EL DOLOR ME AYUDA A SENTIR. En un eneatipo 3, esto es todo un logro, ya que la gran tragedia de los 3 es “no sentir”, los 3 nos sumergimos en la actividad, en mi caso sobre todo intelectual, para no sentir, el dolor al no permitirme la actividad, me facilita y obliga a sentir. Así que POR FIN SIENTO.

El dolor me hace parar mi ritmo frenético de vida, me tomo las cosas con más tiempo, hago todo con lentitud, siendo más consciente de mis pasos, de mi actividad, de mis movimientos. Me doy cuenta, de que puedo funcionar lentamente y no ocurre nada, todo lo contrario, me siento mejor.

EL DOLOR TRAE UN CAMBIO A MI VIDA, DEJO DE SER LA DE ANTES, PARA VER LA VIDA DE DIFERENTE MANERA, sin importarme tanto la imagen, el estar guapa y atractiva (propio de un 3), las actividades, todo esto deja de importarme. VALORO LAS PEQUEÑAS COSAS, Y AL MISMO TIEMPO, PROFUNDAS DE LA VIDA: el sol, la naturaleza, yo y mis sentimientos, las demás personas y sus sentimientos, poder disfrutar de comer, de reír, de andar, de cocinar, de moverme…

ME AYUDA A ESTAR EN CONTACTO CONMIGO MISMA, A SENTIR, A VALORARME POR LO QUE SOY (NO POR LO QUE HAGO), A VALORAR LOS SENTIMIENTOS Y LA AYUDA DE OTRAS PERSONAS (VEO QUE NO SON INTERESADAS COMO YO PENSABA) Y EN GENERAL CONSIGO SER MÁS AUTÉNTICA, SER YO.


Neo.

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