Datos personales

Mi foto
Un buen día se materializó en mí una pregunta: ¿Como sería vivir en el campo? Comencé a percibir la posibilidad de dejarme guiar por una voz que siempre estuvo presente en mí y a la que no siempre correspondí. Sentía caminar hacia la Nada, hacia el Vacío ... Todo son palabras ... Un Vacío de intención de falsificar-me, de hacer-me de una forma concreta para deleite de un deseo ... Sentí que podía dejarme caer en en la sutileza de ver-me, de ver lo que Es en mí en cada instante. Este espacio, que es el tuyo también, me sirve como columna para vertebrar experiencias y organizar el poso que me dejan. Un lugar para exponerme y verme, exponerme y que me vean, y sobre todo, un lugar para Ser. Un espacio, un lugar y un tiempo presente, que no es otro que el cambiante devenir de acontecimientos que se procesan en "mí", materializando y dando luz a lo que permanecía en la latencia de lo innombrado. Un espacio virtual-real para expresar mi naturaleza y mundo interno. También puedes visitar mi canal de vídeos en http://www.vimeo.com/neodespierta.

miércoles, 31 de agosto de 2011

No me vendas la moto (III)


Por Victor Ternero

Miércoles.
 
Otra vez me he cruzado con ella, hace unas semanas pasé una agradable velada junto a una chica de una comunidad vecina. Tuvimos la ocasión de conversar y conocernos. Es guapísima.

Es una pena que haya perdido la ilusión por conquistar un corazón. En ocasiones se aviva esa llama pero no son más que cenizas. Esta vez sólo nos hemos cruzado mientras doblaba unos uniformes. ¡Qué bien le sientan a ella! Me ha alegrado el día.

¡Mierda! Cuando más concentrado estaba, ha vuelto esa niebla. Me pican los ojos, no paran de llorar. Mi nariz se inunda de un horrible hedor, mientras la garganta se irrita, es imposible respirar. Otra vez esa jodida niebla.

En estos casos debemos ponernos las mascarillas de oxígeno, yo las cambié por unos cigarrillos así que voy a aprovechar para fumarme uno, no puede ser peor que ese oxígeno.  

¡Mierda de aire!, aún recuerdo cuando subías al monte, ibas a la playa, descansabas en un descampado a respirar aire puro. Ahora sólo lo puedes encontrar embotellado a un precio desorbitado. Un regalo muy apreciado para alguien muy especial.

Quizás un día le compre uno a ella. Quizás un día. Mientras tanto seguiré esperando un nuevo encuentro.

Echo de menos las sorpresas, la espontaneidad, ¡quién lo hubiera pensado! con lo conservador que era yo... Ya tan sólo conservo algunos recuerdos. La pregunta.

Ya se pasa la niebla.  

¡Espérame, aguárdame en el árbol donde grabé nuestros nombres en un corazón!.

A pesar del dolor de cabeza, hoy descansaré contento. Me he cruzado con ella.

... continuará ...
                                                                                                                                       
Gracias Victor.

Neo.                                                                                            

martes, 30 de agosto de 2011

No me vendas la moto (II)


Por Victor Ternero


Martes. 

Tengo calor, arena en las piernas, hace apenas unos instantes estaba con la mente en blanco, el torso al descubierto sintiendo la brisa marina. Hoy es mi día libre. Uno al año no hace daño.

Todo hay que decirlo, dentro de este archivador que llamamos mundo existen todavía pequeñas lagunas por explotar, mientras tanto disfrutemos de ellas. Tan sólo una toalla y una buena crema solar bastan para distraer unas horas tu cabeza.

Tengo calor siento el sudor gotear por mi cuerpo. Ahora mismo el placer pasado se trasforma en agonía presente. Dentro de este transportador rectangular, junto a un centenar de semejantes nos disponemos a volver a la ciudad.

En la actualidad hay zonas prohibidas, zonas intransitables por cualquier ser humano desde que se destruyó la capa de ozono. La culpa,  como no podía ser de otra manera es nuestra, aunque yo no me explico porqué.

Esa jauría que nos gobierna, los que nos alimentan, visten y educan, también, por muy irónico que suene, nos protegen.

Es así, nos ponen a disposición un cutre transportador rectangular para que podamos desplazarnos. Dentro de las líneas que marcan sus planos.

Sí, nos hacen pagar un importante importe anual por el servicio, siempre miran por su bolsillo, si no para que se cargaron la maldita capa de ozono. A pesar de ello debemos estar agradecidos. Empiezo a entender porqué somos como somos.

Yo aún sigo sin respuesta a la pregunta y cada vez me suena más lejana.

Aquí dejo otras líneas: ¡Espérame, aguárdame en el árbol donde grabé nuestros nombres en un corazón!.

Ya hemos llegado, zona segura. 

Tras una ducha descansaré en mi morada hasta mi próxima jornada laboral. 

Los nuevos uniformes son horribles. 

 ... continuará ... 
Gracias Victor. 

Neo.
         

lunes, 29 de agosto de 2011

No me vendas la moto (I)


Comienza aquí una saga de cinco capítulos de color índigo.

Texto y Dibujos por Victor Ternero.


Escribo estas líneas en respuesta a una pregunta:
   ¿Qué te pasa, es que siempre tienes que llevar la contraria? ...

Lunes.
 
Añoro tiempos pasados, aquellos años en los que la gente era real, aquellos años en los que existían opciones culturales, gastronómicas, familiares, económicas de calidad. Aquellos años en los que la situación social era agradable y sostenible, un bienestar común y general. Algunos hablaban de evolución, finalmente resultó devolución.

Actualmente gobiernan las multinacionales. Existen dos clases sociales. La primera, los magnates de las grandes empresas y sus monopolios, que alimentan a la sociedad, educan a la sociedad, la gobiernan. La segunda, los que hacen que todo funcione para que todo siga siendo así, desgraciadamente.

Macdonals nos da de comer. Zara nos viste. El gobierno nos educa para que aspiremos a ser sus siervos, esclavos no suena muy bien. Y tantos otros poderes que nos dicen como ser, qué querer y cuanto tener.

Un planeta, cinco continentes, cientos de países, millones de personas, dirigidas todas ellas por un puñado de genios. Genios malvados, egoístas, idólatras y explotadores. Pero al fin y al cabo, tienen que ser unos genios.

Un sistema a modo de máquina potabilizadora de agua. Entra todo tipo de agua. Pasa por unos filtros bien estudiados. Añaden ciertos productos bajo control y ¡voilà!, listos para beber. Listos para consumir. Listos para obedecer. Listos para servirles.

Comunicación. Pilar base del desarrollo individual de la cabeza. Una vez que lo controlan, controlan el desarrollo. Te controlan. ¿o eres libre?.

Cada vez más la sociedad esta mejor diseñada. Más tecnología, más modernidad, más redes sociales… ni siquiera nos damos los buenos días!!! Es que queremos correr sin molestarnos en aprender a andar.

Sí, ya se que no es común en estos tiempos escribir una carta, pero no podía enviarlo por email. Este agua no es potable.

Esta historia no acaba aquí, tan sólo es el principio.  

Espérame, aguárdame en el árbol donde grabé nuestros nombres en un corazón!.

Y que siga la historia, pues aún no tengo respuesta a la pregunta.
¿Qué te pasa, es que siempre tienes que llevar la contraria? ...  

Además se me acaba el descanso y tengo que reponer los nuevos uniformes de primavera.

... continuará...

Gracias Victor.
                                                                                                                         
Neo.                                                                                                                

sábado, 27 de agosto de 2011

35. Dominio de los Estados de Ánimo

(http://www.osho.com/Main.cfm?Area=Magazine&Sub1Menu=Tarot&Sub2Menu=OshoZenTarot&Language=Spanish)
                                                                                                                                                                       
El secreto del anillo

Pensar «soy la mente», es inconsciencia. Saber que la mente sólo es un mecanismo como lo es el cuerpo, saber que la mente está separada... Viene la noche y después viene la mañana; y tú no te identificas con la noche. No dices: «Soy la noche»; y tampoco dices: «Soy la mañana». Viene la noche y después viene la mañana; viene el día y después vuelve la noche; la rueda continúa girando, pero tú te das cuenta de que no eres estas cosas. Lo mismo ocurre con la mente. Aparece la ira pero tú te olvidas: te conviertes en ira. Viene la avaricia y te olvidas: te conviertes en avaricia. Se presenta el odio y te olvidas: te conviertes en odio. Eso es inconsciencia. Conciencia es darse cuenta de que la mente está llena de avaricia, llena de ira, llena de odio o llena de lujuria, pero tú sólo eres un observador. Entonces puedes ver cómo surge la avaricia y se convierte en una gran nube oscura que después se dispersa; y tú no has sido tocado. ¿Cuánto tiempo pueden quedarse? Tu ira es momentánea, tu avaricia es momentánea, tu lujuria es momentánea. Simplemente observa y te quedarás sorprendido: vienen y se van. Y tú permaneces allí, intocado, fresco, tranquilo.

La cosa más básica a recordar es que cuando te sientas bien, en un estado de éxtasis, no debes pensar que va a ser un estado permanente. Vive el momento tan alegremente, tan animadamente como puedas, sabiendo muy bien que ha venido y se irá, como la brisa que entra en tu casa, con toda su fragancia y frescor, y sale por la otra puerta.

Esto es lo más fundamental. Si piensas que puedes hacer que tus momentos de éxtasis sean permanentes, ya has empezado a destruirlos. Cuando vengan, agradécelos; cuando se vayan, siéntete agradecido a la existencia. Permanece abierto. Ocurrirá muchas veces; no enjuicies, no seas un elector. Permanece libre de elecciones. Sí, habrá momentos en los que te sentirás desgraciado. ¿Y qué? Hay personas que se sienten desgraciadas y no han conocido ni un momento de éxtasis; tú eres afortunado. Incluso en medio de tu desgracia, recuerda que no va a ser permanente; también pasará, por eso no dejes que te altere demasiado. Permanece sereno.

Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza; acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza, son la naturaleza misma de las cosas. Y simplemente eres un observador: no te conviertes ni en la felicidad ni en la desgracia. La felicidad viene y se va, la desgracia viene y se va. Pero hay algo que siempre está allí —siempre y en todo momento— y ése es el observador, el testigo.

Poco a poco ve centrándote más en el observador. Vendrán días y vendrán noches... vendrán vidas y vendrán muertes... vendrán éxitos y fracasos. Pero si permaneces centrado en el observador —porque es la única realidad en ti— todo es un fenómeno pasajero.

Sólo por un momento trata de sentir lo que te digo: simplemente sé un testigo...

No te aferres a ningún momento porque es hermoso ni alejes de ti ningún momento porque es desgraciado. Deja de hacer eso. Lo has estado haciendo durante vidas enteras. Nunca has tenido éxito hasta ahora y nunca lo tendrás, jamás. El único modo de ir más allá, de permanecer más allá, es encontrar el lugar desde el que puedes observar todos estos fenómenos cambiantes sin identificarte.

Te contaré una antigua historia sufí...
Un rey dijo a los sabios de la corte: —Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles. Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total. Tiene que ser muy pequeño de manera que quepa escondido debajo del diamante del anillo.

Todos ellos eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados. Pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudiera ayudar en momentos de desesperación total... Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada.

El rey tenía un anciano sirviente que era casi como su padre; también había sido sirviente de su padre. La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por tanto lo trataba como si fuera de la familia. El rey sentía un inmenso respeto por él. El anciano dijo: —No soy un sabio, un erudito, un académico; pero conozco el mensaje, porque sólo hay un mensaje. Y esa gente no te lo puede dar; sólo puede dártelo un místico, un hombre que haya alcanzado la realización.

Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un místico. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento por mis servicios, me dio este mensaje —y lo escribió en un papel, lo dobló y se lo dio al rey—. No lo leas, manténlo escondido en el anillo. Ábrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación.

Y ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos le perseguían. Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Y llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: del otro lado había un precipicio y un profundo valle. Caer por él sería el fin. No podía volver, el enemigo le cerraba el camino y ya podía oír el trotar de los caballos. No podía seguir hacia delante, y no había ningún otro camino...

De repente se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso. Simplemente decía: «Esto también pasará».

Mientras leía «esto también pasará» sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Y aquello pasó. Todas las cosas pasan; nada permanece en este mundo. Los enemigos que le perseguían se deben haber perdido en el bosque, deben haberse equivocado de camino; poco a poco dejó de oír el trote de los caballos.

El rey se sentía tremendamente agradecido al sirviente y al místico desconocido. Aquellas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, lo volvió a poner en el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes,... y él se sentía muy orgulloso de sí mismo. El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo: —Este momento también es adecuado: vuelve a mirar al mensaje.

—¿Qué quieres decir? —preguntó el rey—. Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.

—Escucha —dijo el anciano—, esto es lo que me dijo el santo: este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas, también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso; no sólo para cuando eres el último, también para cuando eres el primero.

El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: «Esto también pasará», y de repente la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que se regocijaba, que celebraba, que bailaba... pero el orgullo, el ego había desaparecido. Todo pasa.

Pidió al anciano sirviente que viniera a su carro y se sentara junto a él. Le preguntó: —¿Hay algo más? Todo pasa... Tu mensaje me ha sido de gran ayuda.

—La tercera cosa que dijo el santo es: «Recuerda que todo pasa. Sólo quedas tú; tú permaneces por siempre como testigo».

Todo pasa, pero tú permaneces. Tú eres la realidad; todo lo demás sólo es un sueño. Hay sueños muy hermosos, hay pesadillas... pero no importa que se trate de un sueño precioso o de una pesadilla; lo importante es la persona que está viendo el sueño. Ese vidente es la única realidad.


Neo.

jueves, 25 de agosto de 2011

39.Energía


(http://www.osho.com/Main.cfm?Area=Magazine&Sub1Menu=Tarot&Sub2Menu=OshoZenTarot&Language=Spanish)

El hombre con el collar de dedos

O haces que tu energía sea creativa, o se volverá amarga y se hará destructiva. La energía es algo peligroso: si la tienes, tienes que usarla creativamente porque, de otro modo, antes o después te darás cuenta de que se ha vuelto destructiva. Por tanto, encuentra algo —cualquier cosa que te guste— y pon tu energía en ella. Si quieres, puedes ponerla en la pintura; o si lo prefieres, en la danza y en el canto; o si quieres tocar un instrumento... Lo que quieras, encuentra la manera de poder perderte completamente. Si puedes perderte tocando la guitarra, ¡bien! En los momentos en que te pierdes, tu energía se libera de manera creativa. Si no puedes perderte en la pintura, en la canción, en la danza, tocando la guitarra o la flauta, entonces encontrarás otras maneras más bajas de perderte: ira, furia, agresión; éstas son las maneras bajas de perderse.

Gautama Buda inició a un asesino al sannyas; y no era un asesino ordinario. Rudolf Hess no era nada comparado con él. Se llamaba Angulimal. Angulimal significa el hombre que lleva una guirnalda de dedos humanos. Había hecho voto de matar a mil personas; tomaba un dedo de cada persona asesinada para poder recordar a cuántos había matado y se había hecho una guirnalda con ellos.

Ya tenía en su guirnalda novecientos noventa y nueve dedos, sólo le faltaba uno. Y le faltaba porque el camino donde él rondaba estaba cerrado; nadie transitaba por él. Pero Gautama Buda entró por el camino cerrado. El rey había puesto guardias para avisar a la gente, sobre todo a los extranjeros, que no sabían que había un hombre tan peligroso suelto por las colinas. Los guardias dijeron a Gautama Buda: —Este no es el camino que debes usar. Aquí es donde vive Angulimal. Ni siquiera el rey tiene el coraje necesario para viajar por él. Ése hombre está loco.

Su madre solía ir a verle. Era la única persona que iba a verle de vez en cuando, pero hasta ella ha dejado de ir. La última vez que fue, él le dijo: «Ahora sólo me falta un dedo y si no llegas a ser mi madre... Quiero avisarte que si vuelves aquí otra vez no regresarás. Necesito un dedo desesperadamente. Hasta ahora no te he matado porque podía matar a otros, pero ahora la única que pasa por este camino eres tú. Por eso quiero avisarte de que si vienes una vez será responsabilidad tuya, no mía». Desde entonces la madre no ha regresado.

No tomes un riesgo innecesario. ¿Y sabéis lo que Buda les respondió? Buda dijo: —Si no voy yo, ¿quién irá? Sólo pueden ocurrir dos cosas: o bien le cambio —y no puedo perderme este desafío— o le proporcionaré un dedo y así cumplirá su deseo. Algún día voy a morir de todos modos. Al menos, darle mi cabeza a Angulimal servirá para algo; de todos modos moriría algún día y vosotros me pondríais en una pira funeraria. Creo que es mejor realizar el deseo de alguien y proporcionarle un poco de paz mental. O bien me mata o le mato yo, pero el encuentro va a producirse; por favor llevadme hasta él.

La gente que solía seguir a Gautama Buda, sus compañeros que competían por ver quién estaba más cerca de él, comenzaron a ir más despacio. Pronto hubo kilómetros de distancia entre Buda y sus discípulos. Todos querían ver qué ocurría pero sin acercarse demasiado. Angulimal estaba sentado en su roca, esperando. No podía creer lo que veían sus ojos. Un hombre muy hermoso y de gran carisma se estaba acercando a él. ¿Quién podía ser?

Nunca había oído hablar de Gautama Buda, pero hasta su endurecido corazón comenzó a sentir cierta ternura por aquel hombre. Era tan hermoso, acercándose hacia él. Era temprano por la mañana... soplaba una brisa fresca y el sol estaba saliendo... y los pájaros cantaban y las flores se habían abierto; y Buda se acercaba cada vez más. Finalmente, Angulimal, con la espada desnuda en la mano, le gritó: —¡Alto! Gautama Buda estaba a sólo unos pasos, y Angulimal dijo: —No des un paso más porque entonces no será responsabilidad mía. ¡Quizá no sepas quién soy!

—¿Sabes quién eres? —preguntó Buda.
—Ésa no es la cuestión —respondió Angulimal—. No es momento ni lugar de discutir esas cosas. ¡Tu vida está en peligro!
—Yo opino lo contrario —dijo Buda—, es tu vida la que está en peligro.
—Solía pensar que estaba loco —dijo el hombre—, pero tú sí que estás loco. Y sigues acercándote. Entonces, que no digan que he matado a un inocente. Pareces tan inocente y hermoso que quiero que vuelvas. Encontraré a otra persona. Puedo esperar, no tengo prisa. Si he podido conseguir novecientos noventa y nueve... sólo necesito uno más, pero no me obligues a matarte.

Buda se acercó mucho y las manos de Angulimal temblaban. Aquel hombre era tan hermoso, tan inocente, tan parecido a un niño. Ya se había enamorado de él. Había matado a tanta gente... y nunca había sentido esta debilidad anteriormente; nunca había conocido el amor. Por primera vez estaba lleno de amor. Por eso estaba en una contradicción: su mano sostenía la espada para matar a la persona, pero el corazón le decía: «Vuelve a poner la espada en su lugar».

Buda dijo: —Yo estoy preparado, pero ¿por qué te tiembla la mano? Eres un gran guerrero, incluso los reyes tienen miedo de ti, y yo sólo soy un pobre mendigo. No tengo más que mi cuenco de mendigar. Puedes matarme y me sentiré inmensamente feliz de que mi muerte satisfaga al menos el deseo de alguien; mi vida habrá sido útil y mi muerte también habrá sido útil. Pero antes de que me cortes la cabeza tengo un pequeño deseo, y creo que tú me lo concederás antes de matarme.

Ante la muerte, incluso el enemigo más implacable está dispuesto a conceder un deseo. Angulimal dijo: —¿Qué quieres?
—Quiero que cortes de ese árbol una rama llena de flores. No volveré a verlas; quiero ver las flores de cerca, sentir su fragancia y su belleza al sol de la mañana, su gloria.

Entonces Angulimal cortó una rama llena de flores. Y antes de que pudiera dársela a Buda, éste le dijo: —Esto sólo es la mitad del deseo; la otra mitad es: por favor, vuelve a poner la rama en el árbol.

—Desde el principio he pensado que estabas loco. Ahora bien, éste es el deseo más loco que he oído en mi vida. ¿Cómo voy a volver a poner la rama en el árbol?

—Si no puedes crear, no tienes derecho a destruir —dijo Buda—. Si no puedes dar vida, no tienes derecho a dar muerte a ninguna criatura viva.

Un momento de silencio y un momento de transformación... la espada se le cayó de las manos. Angulimal cayó a los pies de Buda y le dijo: —No sé quién eres, pero seas quien seas, llévame al espacio donde tú estás; iníciame.

Entonces los seguidores de Buda se habían acercado más. Estaban cerca y cuando Angulimal cayó a los pies de Buda, ellos les rodearon. Alguien dijo: —¡No inicies a este hombre! ¡Es un asesino!

—Si yo no lo inicio —dijo Buda—, ¿quién lo hará? Y amo a este hombre, amo su coraje. Veo su enorme potencial: un sólo hombre luchando contra el mundo. Quiero este tipo de gente, gente que pueda mantener su posición frente al resto del mundo. Hasta ahora estaba frente al mundo con su espada; a partir de ahora estará frente al mundo con una conciencia que es mucho más afilada que cualquier espada. Os dije que alguien iba a morir, pero no era seguro quién sería, si yo o Angulimal. Ahora podéis ver que Angulimal ha muerto. ¿Y quién soy yo para juzgar?


Neo.

miércoles, 24 de agosto de 2011

10. Valía

(http://www.osho.com/Main.cfm?Area=Magazine&Sub1Menu=Tarot&Sub2Menu=OshoZenTarot&Language=Spanish)
                                                                                                                                                                                                 
Sobre las virtudes de la inutilidad.



No te preocupes demasiado por los fines utilitarios. Más bien, recuerda constantemente que no estás aquí, en la vida, para ser un objeto. No estás aquí para tener utilidad; eso está por debajo de tu dignidad. No estás aquí para ser cada vez más eficiente, sino para estar cada vez más vivo; estás aquí para ser cada vez más inteligente; estás aquí para ser cada vez más feliz, extáticamente feliz.


Lao Tse iba viajando con sus discípulos y llegaron a un bosque donde había cientos de leñadores contando troncos porque se estaba construyendo un gran palacio.

Habían cortado casi todo el bosque, pero quedaba un árbol, un gran árbol con miles de ramas, tan grandes que su sombra podía cobijar a diez mil personas. Lao Tse pidió a sus discípulos que averiguaran por qué aquel árbol no se había cortado todavía cuando el resto del bosque había sido talado y no quedaba nada.

Los discípulos fueron y preguntaron a los leñadores: —¿Por qué no habéis cortado este árbol?

—Este árbol es totalmente inútil —dijeron los leñadores—. No se puede hacer nada con él porque las ramas tienen muchos nudos. No hay ni un tramo recto. No se pueden construir pilares con él ni se pueden fabricar muebles. Tampoco se puede quemar su madera porque el humo es muy malo para los ojos, casi te puede dejar ciego. Este árbol es absolutamente inútil. Por eso no lo hemos cortado.

Los discípulos volvieron. Lao Tse se rió y dijo: —Sed como este árbol. Si queréis sobrevivir en el mundo sed como este árbol, absolutamente inútiles. Entonces nadie os hará daño. Si sois rectos os cortarán, alguien os convertirá en muebles. Si sois preciosos alguien os venderá en el mercado, os convertiréis en un bien de consumo. Sed como este árbol, absolutamente inútiles. Entonces nadie os podrá hacer daño. Y creceréis grandes y fuertes, y podréis dar sombra a miles de personas.

La lógica de Lao Tse es muy distinta de la lógica de tu mente. Él dice: sé el último. Muévete en el mundo como si no fueras. Sé un desconocido. No trates de ser el primero, no compitas, no trates de probar tu valía. No hace falta. Sé inútil y disfruta.

Por supuesto que es muy poco práctico. Pero si llegas a entenderle, te darás cuenta de que es muy práctico a otro nivel, en la profundidad: porque la vida es para disfrutar y celebrar, la vida no es un bien de consumo en el mercado; debería ser como la poesía, como una canción, como una danza.

Lao Tse dice: si tratas de ser muy listo, si tratas de ser muy útil, serás utilizado. Si tratas de ser muy práctico, de un modo u otro te pondrás las riendas, porque el mundo no puede dejar en paz al hombre práctico. Lao Tse dice: abandona todas esas ideas. Si quieres ser un poema, un éxtasis, olvídate de la utilidad. Sé sincero contigo mismo.


Neo.