"Creo que es posible, creo que hay tiempo, creo que quienes creen en Dios no deben estar equivocados, creo en la alegría y creo en la tristeza, creo en la sonrisa, creo en el lenguaje de la mirada, y creo en el silencio, creo en mí, y no me averguenzo de decirlo, creo en tí, y no me averguenzo de decírtelo, creo en los que ya no creen, o tal vez ya no quieran creer, creo en lo que veo, creo en los que trabajan, creo en los que no tienen trabajo. A veces me pregunto, ¿porqué no creer? ¿porqué creer? ...
y la realidad me responde: creas o no creas, las cosas son como son."
Daniel Pieczanski
59. El Viaje |
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Aunque hayas faltado a tu voto mil veces...
El dolor, el sufrimiento y la miseria, has de tomártelos sin seriedad, porque cuanto más en serio te los tomes, más difícil te resultará salir de ellos. Cuanto menos serio seas... puedes pasar por el sufrimiento, por la noche oscura, cantando una canción. Y si uno puede pasar por la noche oscura cantando una canción y bailando, ¿para qué torturarse innecesariamente? Haz de todo este viaje desde aquí hasta aquí una hermosa cuestión de risa.
Hay una declaración preciosa de Mevlana Jalaluddin Rumi, uno de los mayores maestros sufíes que han existido. Dice: Ven, ven, seas quien seas; Vagabundo, adorador, amante del aprendizaje... No importa. La nuestra no es una caravana de desesperación. Ven, aunque hayas roto tu voto mil veces. Ven, ven, una vez más, ven.
Recuerda esta preciosa declaración: «La nuestra no es una caravana de desesperación». Yo también puedo decirlo. La nuestra no es una caravana de desesperación, es una celebración; es la celebración de la vida. La gente se vuelve religiosa porque se siente desgraciada y la persona que se vuelve religiosa por sentirse desgraciada, lo hace por razones equivocadas. Y si el principio mismo está equivocado, el final no puede ser correcto.
Vuélvete religioso por alegría, por la experiencia de la belleza que te rodea, por el inmenso regalo de vida que Dios te ha dado. Hazte religioso por gratitud, por agradecimiento. Tus templos, tus iglesias, tus mezquitas y tus gurudwaras están llenas de personas desgraciadas. Han convertido también los templos en infiernos. Están allí porque están en agonía. No conocen a Dios, no tienen interés en Dios; no les importa la verdad; no se preguntan nada. Están allí sólo para ser consolados, reconfortados. Por eso buscan a cualquiera que pueda darles creencias baratas para poner parches a sus vidas, para ocultar sus heridas, para encubrir su desgracia. Están allí para buscar alguna falsa satisfacción.
La nuestra no es una caravana de desesperación. Es un templo de alegría, de canción, de danza, de música, de creatividad, de amor y de vida. No importa, puede que hayas roto todas las reglas: las reglas de conducta, las reglas de moralidad. De hecho, cualquiera que tenga agallas acabará rompiéndolas. Estoy de acuerdo con Jalaluddin Rumi, él dice: Ven, aunque hayas roto tu voto mil veces. La gente inteligente va a romper sus votos muchas veces, porque la vida sigue cambiando, las situaciones cambian. Y el voto se toma bajo presión: quizá el miedo del infierno, la avaricia del cielo, la respetabilidad social... No surge del núcleo más íntimo.
Cuando algo surge de tu ser interno, nunca se rompe. Pero tampoco es un voto, es un fenómeno simple, como respirar. Ven, ven, ¡y una vez más ven! A todo el mundo se le da la bienvenida, sin condiciones. No tienes que cumplir ningún requisito.
Ha llegado el tiempo en que se necesita una gran rebelión contra todas las religiones establecidas. La religiosidad es necesaria en el mundo, pero no las religiones —no más hindúes, no más cristianos, no más mahometanos—, tan sólo personas religiosas, personas que tengan un gran respeto por sí mismas.
Recuerda esta preciosa declaración: «La nuestra no es una caravana de desesperación». Yo también puedo decirlo. La nuestra no es una caravana de desesperación, es una celebración; es la celebración de la vida. La gente se vuelve religiosa porque se siente desgraciada y la persona que se vuelve religiosa por sentirse desgraciada, lo hace por razones equivocadas. Y si el principio mismo está equivocado, el final no puede ser correcto.
Vuélvete religioso por alegría, por la experiencia de la belleza que te rodea, por el inmenso regalo de vida que Dios te ha dado. Hazte religioso por gratitud, por agradecimiento. Tus templos, tus iglesias, tus mezquitas y tus gurudwaras están llenas de personas desgraciadas. Han convertido también los templos en infiernos. Están allí porque están en agonía. No conocen a Dios, no tienen interés en Dios; no les importa la verdad; no se preguntan nada. Están allí sólo para ser consolados, reconfortados. Por eso buscan a cualquiera que pueda darles creencias baratas para poner parches a sus vidas, para ocultar sus heridas, para encubrir su desgracia. Están allí para buscar alguna falsa satisfacción.
La nuestra no es una caravana de desesperación. Es un templo de alegría, de canción, de danza, de música, de creatividad, de amor y de vida. No importa, puede que hayas roto todas las reglas: las reglas de conducta, las reglas de moralidad. De hecho, cualquiera que tenga agallas acabará rompiéndolas. Estoy de acuerdo con Jalaluddin Rumi, él dice: Ven, aunque hayas roto tu voto mil veces. La gente inteligente va a romper sus votos muchas veces, porque la vida sigue cambiando, las situaciones cambian. Y el voto se toma bajo presión: quizá el miedo del infierno, la avaricia del cielo, la respetabilidad social... No surge del núcleo más íntimo.
Cuando algo surge de tu ser interno, nunca se rompe. Pero tampoco es un voto, es un fenómeno simple, como respirar. Ven, ven, ¡y una vez más ven! A todo el mundo se le da la bienvenida, sin condiciones. No tienes que cumplir ningún requisito.
Ha llegado el tiempo en que se necesita una gran rebelión contra todas las religiones establecidas. La religiosidad es necesaria en el mundo, pero no las religiones —no más hindúes, no más cristianos, no más mahometanos—, tan sólo personas religiosas, personas que tengan un gran respeto por sí mismas.
Siento que es dificil para nosotros, los seres humanos, entregarnos a nosotros mismos, a nuestra naturaleza canalizadora de una sabiduría que al desconocer su procedencia, nos confronta, enfrenta y refleja, la levedad de ser Yo cuando somos Nada y al mismo tiempo materializamos Todo.
En esta suspensión en el vacío de lo racional, escuchando los ecos de las eternas preguntas ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Hacia donde voy?, sabedores de la profundidad del misterio de la existencia, nos asola una profunda sensación de estar solos, separados del viaje de los demás.
¿Quién se pregunta quién soy, de dónde vengo, hacia dónde voy, cuál es el camino correcto? ¿Quién en mí se pregunta?
¿Quién en mí quiere saber quién soy, de dónde vengo, hacia dónde voy y qué he de hacer?
En el sentir profundo uno siente Nada, en la Nada Todo está y en el intento de expresarlo uno procura atrapar una sabiduría que no le pertenece, materializando interpretaciones que separan, y luego de separados, uno busca reunirse, volverse a unir, religarse, "religiosarse" y encontrar el camino de vuelta a casa, a la unión con Todo.
Mi abuela solía decir que "medio mundo se ríe del otro medio" y así respectivamente, por que mientras uno perciba al otro como algo distinto de sí, estará siempre viendo los mitos y los monstruos, la belleza y la oscuridad, la gracia y la perversión, de lo que uno, y Todo, es en potencia.
Siento que nuestras almas, esencias, sabiduría interna incognoscible, se buscan y se encuentran, se atraen, se llaman, se reunen y se religan, y luego están nuestros egos, separaciones o interpretaciones de lo que uno y el otro es, que a menudo, por no generalizar una experiencia que me resulta insondable, no es más que el juego de espejos de las máscaras de cada uno.
La buena noticia es, siento, que nos amemos o nos rechacemos, y así pasemos el tiempo, profundamente, la naturaleza de lo que es Es y la divina comedia del misterio de la existencia y sus absurdos materializados, sigue fiel a sí misma, el transcurso de su esencia, permitiéndonos generosamente que co-creemos la realiadad aparente, mientras ríe dichosa y jocosa, al saberse existente en la fractalidad de todos los planos.
Siento que no hay nada que hacer y que todo está hecho ya. Si cabe quitar los velos, desvelar el misterio. Pero cuando hasta eso se torna un objetivo, uno entra de nuevo en el laberinto de espejos, proyecciones y separaciones, de "la matrix" de cualquier tipo.
La búsqueda del espíritu tanto como la negación de la existencia del mismo, alimentan y refuerzan su presencia. No hay forma de escapar. El espíritu de la existencia se alimenta y vive en Todo.
Neo.
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